29 diciembre 2009

09 junio 2009

Victoria pírrica

No cabe duda de que ha sido el PP el partido político que ha ganado las elecciones al Parlamento Europeo celebradas en España.

Sin embargo, si estudiamos los datos con atención podemos llegar a la conclusión de que no estamos ante una gran victoria, tal y como se anuncia por Rajoy y sus seguidores, sino todo lo contrario.

Y así, analizando los resultados podemos ver lo siguiente: PP obtuvo en las elecciones anteriores, en 2004, un 41,21 % de los votos emitidos; y ahora un 42,23 %; con lo que tan sólo ha subido un 1,11 puntos porcentuales. Por su parte el PSOE en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas en 2004 obtuvo un 43,46 %, y ahora obtiene un 38,51 %; de modo que ha bajado un 4,95 puntos.

Por su parte UPyD obtiene un 2,87 % de los votos. De modo que ni aun sumando estos sufragios a los del PP, el partido de Rajoy pude considerarse satisfecho.

Por tanto, tal y como podemos ver, nos encontramos que el PP gana pero no consigue atraer el voto de la izquierda, a pesar del centrismo y buen rollito en el que se han instalado. ¡Y con la que está cayendo con la crisis (paro, déficit…)!. Lo que veo es que los electores han querido castigar al PSOE no votándole, pero no han cambiado el sentido de su voto; antes que votar al PP, prefieren abstenerse. Por tanto, creo que este no es el camino que debe andar el PP para terminar con la hegemonía socialista. Hace falta una oposición más dura y creíble, que defienda políticas concretas y aporte soluciones específicas para los problemas que tiene España, sin miedos y sin complejos. Hay gente muy válida en el partido de la derecha, o centro derecha como a ellos les gusta llamarse ahora. Y la verdad es que España necesita que vuelvan al poder para arreglar los desaguisados de Zetapé.

Por eso me parece a mí que la victoria del PP es muy ajustada y nada decisiva. Como dijo Pirro, rey de Epiro, quien en la Batalla de Asculum (279 a.C.) logró una victoria sobre los romanos con el costo de miles de sus hombres: “otra victoria como ésta y estaremos acabados” (aunque hay otras versiones mantienen que lo que dijo el Rey Pirro es: “otra victoria como ésta y volveré solo a Epiro”, que para el caso que nos ocupa tanto monta, monta tanto).

PD. Por cierto, que yo he votado a UPyD, tal y como ya dije. Por eso me alegra el escaño conseguido por Sosa Wagner. Sin embargo creo que Rajoy y su camarilla están tan contentos con el resultado obtenido que no se van a parar a mirar si estos votos a UPyD suponen una llamada de atención a su política. Y si esto es así, y así me lo parece a mí, una de dos, o bien mi voto como llamada de atención no ha servido para nada porque el PP va a seguir igual, y por tanto tendré que volver a votar a los de Rosa Díez, o bien tendré que votar al PP a pesar de los pesares, como voto útil, por que lo que sí está claro es que hay que desalojar del poder a los socialistas, a Zapatero y a sus secuaces.

21 febrero 2009

Condena penal en el caso de Marta del Castillo

La posible condena penal en el caso de la muerte de Marta del Castillo parte de la calificación de los hechos que se haga al respecto. Y así dependerá de si consideramos que estamos ante un homicidio, un asesinato o una imprudencia grave con resultado de muerte. Por tanto, lo primero es saber qué pasó exactamente.

En primer lugar, si su “novio” la mató dándole un golpe con un cenicero, así sin más, estaríamos ante un homicidio. Este delito está castigado con la pena de prisión de diez a quince años (art. 138 del Código Penal).

En segundo lugar, podría calificarse como asesinato, lo cual es muy difícil, ya que se precisa un homicidio en el que concurra alevosía, precio, recompensa, promesa o ensañamiento (art. 139 del Código Penal). Y al parecer ninguna de estas circunstancias concurren en el caso; y si concurrieran habría que probarlas, lo cual me parece harto difícil puesto que los únicos que sabían del hecho son los cómplices del acusado, y supongo que éstos no querrán declarar en este sentido por las consecuencias que podría tener para ellos esta confesión. El asesinato se castiga con pena de prisión de quince a veinte años, y de veinte a veinticinco años si concurren más de una de estas circunstancias.

Y en tercer lugar, parece que podría ser que el acusado golpeara a la chica con un cenicero causándole lesiones y dejándola inconsciente; y creyendo que estaba muerta la podría haber arrojado al río. En este caso podríamos estar ante dos delitos: uno de lesiones graves, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años (art. 147 del Código Penal); y otro de imprudencia grave con resultado de muerte, castigado con una pena de uno a cuatro años (art. 142 del Código Penal).

La verdad es que no creo que ningún Juez se decante por la última opción, salvo que estuviera perfectamente probada dada la enorme polémica y trascendencia que este caso está teniendo en los medios de comunicación.

Si no hay circunstancias agravantes o atenuantes, la pena se impondrá en su nivel medio. De modo que para el caso de homicidio estaríamos hablando de unos 12 años; para el asesinato, de unos 18 ó 22 años; y si se diera la tercera hipótesis podría condenarse al acusado con las penas de dos años por las lesiones, y de tres por la muerte imprudente.

Por último y para terminar de exponer lo terrible que puede resultar el Código Penal para las víctimas y sus familiares, hay que decir que una vez cumplidas tres cuartas partes de la condena impuesta (en ocasiones está previsto con sólo dos terceras partes) el condenado saldrá a la calle en libertad condicional.

Efectivamente, el asesino, si es que es condenado, saldría de prisión cumplidos unos 9 años en caso de homicidio; unos 14 ó 17 años en caso de asesinato; y casi 4 años en la última de las hipótesis.

Pues sí, así es nuestro Código Penal aprobado en 1995 cuando gobernaba el Partido Socialista.

26 enero 2009

Obama

Pues resulta que el nuevo presidente de los EE UU antes de acudir a jurar el cargo, estuvo en misa (en una ceremonia religiosa propia de su confesión cristiana), después, unos instantes antes de la jura, rezó un padrenuestro, y por último juró sobre una biblia, y como digo, juró no prometió.

Son detalles que me llaman la atención, y por los que me pregunto por qué lo adoran tanto los izquierdistas españoles, tan ateos ellos o, mejor dicho, tan laicos.

Por último, quisiera llamar la atención sobre un detalle que parece que ha pasado desapercibido por la clase política española: Obama es el presidente de los Estados Unidos de América, es decir, de otro país distinto al nuestro, que ni siquiera está en Europa. Y me parece a mí que los intereses que va a defender y los problemas que va a intentar resolver son los de su país, es decir, de los Estados Unidos de América.

Luego, no nos quejemos, ¿vale?.

08 enero 2009

Por el pleno empleo


Esta es la política de pleno empleo de los socialistas, ya tenemos más de tres millones de parados. Como en los mejores tiempos del felipismo. Véase El Mundo o Libertad Digital.
Sí, motivos para creer.